Seguro que te suena el mindful eating o alimentación consciente. Si no es así, te cuento un poquito sobre esta práctica tan de moda.
Mindful procede de mindfulness. Podemos traducir mindfulness como “conciencia plena” Este concepto psicológico tiene sus raíces en el budismo pero, dejando la religión a un lado, consiste en la toma de consciencia del momento presente, centrándonos en nuestros pensamientos, emociones, sensaciones y el ambiente sin entrar en ningún tipo de juicio de valor.
Es ideal aplicar el mindfulness en cada ámbito de nuestra vida y la alimentación no iba a ser menos. De este modo, somos conscientes del momento en el que comemos, dedicándole el 100% de nuestra atención y energía.
Me gustaría compartir contigo las #3 herramientas clave que han cambiado mi forma de relacionarme con la comida y la de muchas de mis clientas. Te animo a ponerlas en práctica para que tú puedas mejorar también es ese aspecto.

#1. La Técnica HEVA
La técnica HEVA (acrónimo de Hambre, Emoción, Velocidad y Atención) nos ayuda a adentrarnos de lleno en el mindful eating.
Te propongo que, cada vez que comas a partir de ahora, seas consciente y respondas mentalmente (también sería estupendo que lo hicieses por escrito) a las siguientes preguntas:
H de Hambre ¿Cuál es tu nivel de hambre y saciedad?
E de Emoción ¿Estás comiendo para calmar tu emoción o tienes realmente hambre fisiológica?
V de Velocidad ¿Estás comiendo rápido o lento?
A de Atención ¿A qué estás atendiendo, a lo que comes o a otra cosa?
#2. La Escala del Hambre
Antes, durante y después de comer, puntúa del 1 al 7 tu nivel de saciedad.
- Tengo un hambre voraz, me comería un elefante, parece que no comí en meses
- Tengo un hambre razonable, natural
- Tengo algo de hambre
- Estoy satisfecha
- Estoy algo llena, un poco incómoda
- Estoy a reventar, me duele la tripa.
- Estoy tan increíblemente llena que hasta tengo ganas de vomitar.
#3. El Diario de Comidas
Vamos a dar un paso más y a estudiar en profundidad lo que comes a lo largo de una semana típica en tu vida. Apunta qué, cuánto, cuándo, dónde, con quién y cómo te sientes antes, durante y después de cada comida. Es importantísimo que respondas a todas estas preguntas, no te dejes ninguna por el camino.
Con “cuánto” me refiero a cantidades aproximadas, de andar por casa (un puñado, un plato, dos rebanadas etc.) Pesar los alimentos es una práctica que no va para nada con mi filosofía ya que nos restringe, nos priva y la comida debería ser abundancia y alegría. Especifica los ingredientes con los que preparas cada receta y el método de cocción. Por ejemplo: si pones simplemente “pizza”, no valdría ya que ésta puede ser una comida saludable o no. Me explico: si preparas una masa casera con harina de trigo sarraceno y agua y le añades toppings como tomate natural, champiñones, aceitunas y levadura nutricional, sería tremendamente sana pero si la haces con harina blanca, queso fundido y bacon, la cosa cambia.
Cuéntame, ¿cuál de las #3 herramientas te ha resonado más: La Técnica HEVA, La Escala del Hambre o El Diario de Comidas? ¿Conoces o practicas alguna otra que te resulte efectiva?
¡Qué pases una feliz semana!
Un abrazo,
Lidia.